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La Chica Mala de Netflix

En un mundo donde las series se producen como pan caliente y las ganas de crear son más grande que el deseo de innovación y originalidad, el público se está acostumbrando a desilusionarse, con la de ventaja de siempre tener la opción de poder volver al menú de su plataforma de streaming. Ahora nos podemos dar el lujo de elegir qué, cuándo y cómo consumir series y películas. Por eso no vamos a perder tiempo viendo el resto de esa serie que no nos convenció desde un principio.

Es cierto que el motor de búsqueda esta mas ligado a la geolocalización del usuario, donde las recomendaciones se basan en las producciones locales o, en su gran mayoría, las que son aclamadas por la critica internacional y aquellas que comparten el mismo idioma. Tus preferencias también sirven para moldear lo que posiblemente te puede llegar a gustar, algo así como un azar no tan al azar.

Poder llegar a Girl from Nowhere gracias a ese algoritmo fue un gran acierto. Es una serie tailandesa que a primera vista podría llegar a ser confundido o relacionado a un live action de un anime (ese estereotipo básico que poco a poco está perdiendo fuerza). Sin ir muy lejos, el personaje principal puede guardar alguna relación con Jigoku Shoujo (Hell Girl) del que, muy probablemente, haya habido alguna inspiración: misma personalidad, mismo físico, misma oscuridad.

Girl from Nowhere es la serie que todos necesitan ver, siendo esta un bocado de aire fresco combinado con un balde de agua fría escondido dentro de del gran catalogo de Netflix. Para empezar, el tema que trata no es solo uno o dos. Cada episodio trata un problema de la sociedad que necesita ser expuesto y a su vez vengado. Ese es el papel de Nano, ese ser misterioso y espectral que se cuela en los colegios para dejar en evidencia lo que nadie se atreve a enfrentar, pero su intención está muy lejos de hacer el bien. Quizás su intención más allá de moralizar es penalizar.

Cada capitulo expone un tratamiento diferente de la imagen. La edición es un complemento para distinguir entre los colegios, entre mundos. Pero la pregunta es ¿Por qué solo se ve a Nano en los colegios? ¿Por qué no se puede encontrar en otro lugar público como un restaurante, una discoteca o un parque? Lo que aparentemente se quiere abordar es el desequilibrio de la sociedad desde su punto de origen: la educación. Si la sociedad se encarga de aplicar y enseñar esos valores que ya están mal es de lógica que se van a repetir, se van a enseñar y heredar de generación en generación. Un círculo vicioso. Tal vez se quiere abordar al ser humano en la etapa mas vulnerable donde la inocencia puede ser determinante a la hora de vivir. Quizás quieran mostrar a la escuela como esa burbuja impenetrable donde, al parecer, todos están seguros de los males que conviven fuera de ella.

¿Venganza o justicia?

Son dos términos separados al nacer, una línea muy delgada los divide y no sabemos donde empieza una y termina la otra. Quizás el papel de Nano sea jugar con esa ambigüedad haciéndonos dudar de su objetivo en cada colegio que visita. Lo que si podemos dar por hecho es que no busca un beneficio propio ni le interesa. Ella solo quiere estar ahí para presenciar y disfrutar de la debilidad humana, se alimenta de la confusión y sufrimiento de las victimas. Pero no todo juaga a favor de ella.

Girl from Nowhere tiene a la fecha dos temporadas de veintiún capítulos en Netflix. Estamos a la espera de la tercera.

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