Arte

Desconfinamiento de la creatividad. (Voyeristas de lo desconocido)

Nunca pensamos que el aislamiento iba a dejar de ser voluntario. Nunca pensamos que la restricción de las salidas y el distanciamiento oficial iba a ser globalizado. Nunca pensamos más en el ahora que ahora. ¿Ahora qué? La incertidumbre y la ansiedad son elementos del día a día. ¿Nos habíamos obligado en vivir el mañana tanto que el hoy no era más que una ilusión?

Los humanos somos buenos en adaptarnos. Es curioso que digamos que “nos adaptamos a estar encerrados en nuestra propia casa”. ¿Cómo podemos descartar la idea de estar encerrados en el lugar donde nosotros mismos aceptamos vivir y que adecuamos a nuestro gusto? La respuesta es sencilla. La pérdida de libertad de elección. Ya no podemos elegir en las mimas actividades a las que estábamos acostumbrados, se ha limitado el abanico de opciones. Pero, por eso nos adaptamos. Empezamos a hacer ejercicio en casa, a llenar la nevera de recipientes con recetas nuevas u olvidadas,  a sacar los libros para volverlos a leer, a ver películas que nunca terminamos y hablar por teléfono. No solo el teléfono móvil, el teléfono de casa.  Reforzamos la importancia de estar conectados ya sea a distancia y gracias al Internet hemos conectado sin salir de casa.

Ya que nuestras rutinas se han roto hemos descubierto que hay otras formas de llevar el mundo como lo conocemos dentro de las mismas cuatro paredes. La virtualidad con su gran virtud de replicar la realidad. Hemos retado a nuestros amigos a hacer coreografías, ejercicios, bailes, dibujos, poemas, relatos…un sin fin de actividades que son expuestas en la web. Ahora le agregamos el ingrediente de cuarentena: tapabocas, medicina, virus, estornudos, gel, manos, agua, jabón, papel higiénico.

Tenemos museos digitales del COVID 19. Tenemos proyectos que reflejan el aislamiento, el mirar y descubrir un balcón o una ventana. El escribir, el descubrirse a uno mismo. Buscar y rebuscar en cada rincón de la nuestro aislamiento materiales para crear. Y lo mejor, es que tenemos una gratificación cada vez que a alguien le gusta lo que subimos a Internet. Hacemos obra con los pocos (o algunas veces muchos) recursos que contamos en casa. Tenemos la necesidad (inconsciente o no) de imitar la realidad que conocíamos fuera y que cambiará para siempre después del confinamiento.

He desarrollado un micro proyecto, un museo de fotografías de mirillas en Instagram; primero para facilitar la difusión y segundo por la popularidad de esta red social. ¿Por qué mirillas? A esta altura de la cuarentena, ya faltando poco para retomar algunas actividades al aire libre, la sociedad se está preparando para salir. Abrir la puerta. Pero no antes de echar un vistazo por la mirilla no exactamente para ver quien viene a casa sino a que realidad nos enfrentaremos ahora. Somos los voyeristas de una nueva “normalidad” tal y como le gusta llamarlo en los medios de comunicación. Este es mi aporte a la cuarentena: el enfrentamiento a una actualidad azotada por un enemigo invisible que aún sigue ahí.

Hayunperro

Puedes encontrar mi proyecto en Instagram: @oojodepezz.

 

 

 

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